Saturday, April 5, 2008

Sal

Sin querer queriendo he abierto este blog.
Mezcla de inercia, de matar el tiempo para que otros a su vez maten el tiempo leyendo esto.

Sin querer queriendo salí a comprarme un super burrito a la 1 y 30 am. Fuera del bar de al lado había gente gritando, mejor dicho Un Gordito: parecía que se le hubiese muerto la madre o que alguna otra cosa terrible le sucedió. Tenía ese tono de voz que uno sólo saca en momentos de extrema desolación. Por supuesto se trataba de una tragedia de borracho: me quieres, no me quieres, no te metas con mi madre, con mi chica, con mi prima, etc, etc.

Esos alaridos trajeron a mi mente lo que justamente había estado pensando esta semana (bueno, en realidad desde hace unos 3 meses atrás): QUÉ RELATIVAS SON NUESTRAS TRAGEDIAS HUMANAS.

Ayer unos chicos llegaron tarde a cenar porque en la esquina de su casa unos ladrones asesinaron a un estudiante y la policía había cerrado la calle. El otro día una amiga me confesó que se sentía culpable por haber tenido un afair con su jefe cuando en realidad había sido víctima de acoso sexual. En Japón llegué tarde a una cita: el tren se había retrasado porque alguién se tiró a los rieles. Otra amiga sufre esporádicamente de posesiones, otras varias han sufrido violación infantil, otro amigo quedó huérfano de padre y madre a los 13... tantas historias. Tantas. Y tantas lágrimas, todas con diferente grado de sal.

Recuerdo que exactamente hace un año lloré mucho. Inconteniblemente. Estaba trabajando. Tuve que salir por lo menos unas 3 veces de la habitación para que no me oigan sollozar. Ese tipo de llanto en el que te tragas el aire, das arcadas, te atoras con tu propia saliva, los ojos se te hinchan y todo tu rostro se seca empapado en sal.

Lloré otra vez en septiembre por otra razón. Porque odié mi cabeza, mi ira y mi cólera. Otra vez en noviembre porque nunca me sentí tan sola en mi vida. Otra en enero porque me sentí incomprendida.

La verdad es que no me gusta llorar.
Pero ahora siento que cada gota que sale es como escencia pura de destilada verdad.
- Medicina para quienes solemos mentirnos de vez en cuando. -

Hace extrañamente un año murió en un accidente de motocicleta una de las personas más bellas que mi corazón haya conocido. Siento que con su mirada verde se fue mi tranquilidad. Siento como si mi seguridad andase por ahí flotando como iceberg desgarrado del continente.

Él fue el primero quien me habló acerca de la belleza.
Y aún la sigo buscando.

Lo más sorprendente es que la he visto brillar en las personas que he puesto en mi lista de Tragedias Humanas.

No sé por qué será.

Todo mi amor y mi gratitud para ti Faxx.
No sabes cuanto te extraño.
- Aunque a veces no me de cuenta. -

-- ny --